Creado el: 2024-06-21 07:07 am
Lecciones“Mucho cambia la vida cuando logras liberarte de tus propios pensamientos con cierta facilidad. Esta es mi invitación a practicar el maravilloso arte de rebelarte ante tus propios pensamientos. No digo que sea fácil, pero sí que puede ser asombroso y liberador, además de apasionante y astuto.
La mente, amigos, es una suerte de refugio. No daré vueltas sobre los aspectos científicos, sino que más bien los invitaré a darse cuenta que habitan en ella mucho más de lo que son conscientes, y que por tanto deberían anhelar un hábitat limpio, próspero, entretenido, y en expansión.
Al contrario, suelo encontrarlos embelesados en pequeños pensamientos que se repiten. Algo así como que en vez de vivir en un espacio amplio y diverso prefieren habitar un cuarto estrecho y monótono donde cada día se vive la misma historia.
¿Cómo salen de esa habitación? Pues la experiencia es el primer recurso, la vida, que es cambiante ofrece circunstancias nuevas, o nuevas oportunidades de ver distinto, lo que en últimas, para el mundo que es la mente, atiende el mismo objetivo.
Algunos de ustedes han aprendido estrategias fructíferas sobre el modo como deciden salir del encierro, y sé que logran pensar distinto y así expandir el espacio circundante. Otros simplemente se distraen. Es la gente devota de la música para soliviar el aturdimiento, o los apasionados de los juegos mentales para sentir que se ocuparon de otro tema con fervor liberador, y quienes hablan de sus pensamientos como en una especie de recital que solo empalaga lo que el espacio interno ya conoce de memoria.
Tratemos entonces de entender que esos medios, nada despreciables para el entretenimiento, no son rebeldía en la cabeza. Cuando los invito a la rebeldía mental espero verlos retando sus propios muros, rompiendo sus barrotes con facilidad creciente. Y para ello no puedo más que sugerirles desconfianza.
Es que confían ciegamente en sus propios pensamientos, son inocentes pensadores, se afectan demasiado suponiendo que eso a lo que han llegado es una verdad de absoluto valor. Me preguntarás entonces, ¿qué será de mí si no confío en mis propios pensamientos? Pues te digo que quedará el resto de tu ser para resolverlo. Quedarán en principio todos los recursos inesperados de tus inteligencias diversas para resolver nuevos enigmas, es decir, para salir del espacio conocido y expandir la visión de una realidad.
La rebeldía en la cabeza es una invitación a pensar menos y ser más. Observar ya es de hecho una manera de ser más. Se requiere valor y astucia para observar sin afanarse a concluir. Anímate a observar más y concluir menos, tus otras inteligencias estarán atentas a la oportunidad singular de participar cuando te tomas el tiempo de atender pistas y detalles, o el llamado de cada circunstancia.
Veámoslo en acción. Conoces algunos patrones tuyos que se repiten, ya sea de comportamiento o de pensamiento. Y no sales del patrón justamente porque lo atiendes del mismo modo una y otra vez, pues mientras lo haces solo fortaleces esos barrotes que a veces hacen tu vida un tanto aburrida.
Me miras entonces y suspiras. Sueles incluso culparme de que todo sea siempre lo mismo, pues la vida sí que insiste. Qué puedo decirte, la vida debe insistir, no en que padezcas la misma circunstancia, sino en que salgas del encierro y liberes tu potencial a través un reto vital que no se puede evadir.
La rebeldía en la cabeza promete ser una habilidad de la libertad. Si en tu cabeza habita la libertad, ella misma es una fuerza que impulsa la expansión. Y la libertad no es quejarse de la ausencia de libertad, o añorarla con sentimiento. La libertad es una señorona maravillosa que una vez se toma la palabra rompe con su magia limitaciones instauradas tras los años.
Te permites tu propia libertad cuando te afanas menos y observas más. Ante ese viejo patrón, de fracaso o de molestia, tienes la posibilidad de conducirte en automático a esa conclusión que ya es un muro fortalecido, y estrellarte. Si en vez de atacar de prisa te tomas algún tiempo para observar, lo que necesariamente sucederá es que la atención reciba respuesta, nuevas respuestas.
No bastará entonces un solo instante de observación frente a un patrón. Las tareas inevitables son de rigor tareas persistentes, funcionan para aparecer sistemáticamente hasta ser vencidas, y tu tarea consiste especialmente en seguir las pistas que cada repetición pueda traer. Así que si te has esforzado en algunas ocasiones y has descubierto una pieza importante del llamado, no te desanimes si la tarea regresa, solo es que hacen falta más pistas por descubrir hasta que el llamado se revele por completo y te muestre lo que ha venido a transformar de ti.
Eso es entonces la rebeldía en la cabeza, poderse reponer al clamor de la lástima, el miedo o el dolor, y observar para así poder pensar distinto.
Quienes lo han hecho en algún momento me respaldarán al decir que definitivamente funciona. No quiero alardear, pero me rodeo de grandes rebeldes, contradictores de su propios pensamientos, capaces de cambiar de idea de la noche a la mañana y hasta de ver al revés. Una dicha de compañía eso sí, es que me aburro con los amigos que repiten lo mismo una y otra vez, que todo lo resuelven del mismo modo, que alardean únicamente del mismo método que una vez conocieron y tristemente funcionó.
No puedo decirte que ser rebelde ante tus propios pensamientos aburridos o carceleros sea sencillo. No lo es porque se necesita valentía y libertad. Para ser inteligentes más allá de ustedes mismos hace falta siempre romper las propias barreras, y recuerda, eso se logra observando, y después dando permiso de que las demás inteligencias alcen la voz.
Acabo entonces de decidir que ya lo haces, solo que no supones que esa magia serena acabe siendo el punto de quiebre disponible, capaz de transformar la realidad para ti. Pues ahora sospéchalo, ya que una vez te miras diferente y das permiso a otras partes de ti mismo, lo que ahora es un muro cede paso a un nuevo espacio de ti mismo.
Amigo, tus otras inteligencias esperan por ti, ya no las hagas esperar".
El ejercicio sugerido con este dictado es que nos cuentes la razón por la que crees que te has hecho devoto o devota de tus pensamientos. A partir de los comentarios iremos agregando pistas aquí, ¡que las disfrutes!
Pista 1: dejar de pensar en exceso implica fuerza en el carácter
Pista 2: está el ego, la pegajosa sustancia en la que suelen quedarse atrapadas las ideas
Pista 3: la calma de la razón alcanza a respetar la suavidad de la intuición

Olga Castaño
Comentarios (13)
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