DÉJATE CULTIVAR

Creado el: 2022-05-21 01:17 pm

Inspiración

“Ocurre que cambias la vida y sientes que aún falta más, eso es porque siempre la vida va a cambiar, siempre hay que avanzar, crecer. Pero por favor, que eso no sea en nada una mala noticia, al contrario que signifique que ganarás más, que sentirás nuevas y mejores emociones, que avanzarás hacia mejores versiones de ti.


Si ahora te sientes cansado seguramente dirás que eso no es lo que quieres, pero lo quieres, crecer es justamente la solución a esa fatiga o a esa decepción. Siempre hay más, hay que empezar a asumir esa verdad. Incluso eso que ahora es muy bueno seguirá cambiando para ser aún mejor. 


Ahora, avanzar en la vida no tiene que significar siempre un esfuerzo, más bien la tarea es que tengas que ser feliz de saber que solo lo facilitas, lo permites. Al contrario la resistencia al cambio, la terquedad sobre lo que algún día decidiste que debería ser, es lo que frena el cambio natural. 


Es lo que pasa con la tierra, ya sabes que se mueve, te lo enseñaron en la escuela. Aún así te sientes aferrado terreno que habitas y sientes que es tierra firme, que no va a ningún lado. Bueno, así mismo se aprende a dejarse mover, casi sin darse cuenta, viendo al sol pasar y a la luna coquetear, sabes que la vida depende de ese movimiento, así que no insistas más por favor en que todo se quede tal y como está.


Vivir se parece más a bailar que a caminar, cuando bailas das pasos atrás y eso le confiere gracia al movimiento, también giras o te agachas. Por qué no vivir así, sabiendo que a veces hay que agacharse y otras saltar.


Da miedo, lo sé, confiar y dejarse llevar es algo que no sucede cómodamente cuando te has educado para tener la razón y aferrarte a las certezas. Si más bien aprendes ahora, por tu voluntad y con amor, a dejarte atraer por esa aceptación contenida en la humildad, la vida puede comenzar a hacerse mucho más sencilla, más liviana, más positiva, y al final más próspera, te lo aseguro.


Prosperar consiste mucho en dejarse llevar al fruto que sí te corresponde. Claro que hay que estudiar y arriesgarse, es parte de bailar, pero quiero que sepas también sentir donde está tu camino para florecer y así poder obtener tus propios frutos. Sentir ese camino es a veces un anhelo tan desesperado que te apresuras a una respuesta simple. 


Para mostrarte cómo funciona esa respuesta quiero contarte el caso de Ángela, trabajadora incansable, le da todo a su negocio y se entrega sin límites. Llevo ya varios años diciéndole a Ángela que establezca ciertos horarios y ciertos espacios, que diferencie el trabajo de sus otras áreas de la vida. Ella prefiere seguir pensando con miedo, le gusta creer que el miedo la protege, se apega a sentir que tiene todo bajo control por si las cosas salen mal. No logra darse cuenta mi amiga que ya están saliendo mal por su resistencia, se está fatigando en exceso, está perdiendo su salud innecesariamente y el amor por su oficio va en decadencia. 


Prosperar amigo tiene que ver con que floreces en distintos ámbitos de ti mientras tu productividad crece, es decir, si tienes un negocio o un empleo debes poderte ver crecer en salud, en hábitos positivos, en habilidades y conocimiento productivo, en general en bienestar. Si en cambio salir adelante con un proyecto para prosperar te apaga o te enferma hay algo que deberías sospechar, no todas tus partes están de acuerdo, no todo tú estás ganando. 


Les hablo de esto porque quiero verlos prosperar, pero no a la fuerza por favor, no a todo costo. Esforzarse no significa trabajar muchas horas o sin límites, el verdadero esfuerzo a la hora de prosperar en todos tus aspectos es la sensatez, el equilibrio que no siempre comienza por lo que deseas. 


La sensatez es una especie de brújula especializada en encontrar el norte donde todo parece turbulento. Puede servirte para saber cuándo parar, no solo se para cuando estás cansado, a veces un alto es el que muestra el paso a seguir; puede servirte también para tomar la iniciativa cuando sientes que todo está muy bien, es decir para aprovechar oportunidades que no estabas viendo. La sensatez además es una gran aliada del Cielo a la hora de dejar algo, tal vez el paso más difícil para quien busca prosperar; por medio de la sensatez te verás dejando en paz y con naturalidad, si no le haces caso te verás luchando con una realidad que poco a poco necesitará mostrarse con dureza.


Alíate entonces a la sensatez, utilízala como brújula de prosperidad, siempre te mostrará lo correcto, no precisamente lo que deseas o lo que parece evidente. Tendrás así una garantía de grandeza, de éxito, nosotros estamos ahí siempre tratando de mostrarles el camino, pero escuchar en medio de tanta resonancia de ideas es difícil. Si en cambio te vas acostumbrando a sentir con sensatez estarás cultivando el hábito de dejarte guiar. 


Sé que has visto a quienes se dejan guiar, y anhelas ese beneficio. Pues aquí te espero, ¿dónde comenzar?, escuchando a la sensatez”.


Profile

Olga Castaño

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Comentarios (2)

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Adriana C
Eh aquí nuestro gran reto personal de lograr discernir entre el abono que le permitirá a nuestra semillas germinar, crecer, florecer y dar fruto y los contaminantes que dificultarán dicho proceso. Nos han (mal) enseñado que para crecer y prosperar debemos tener certezas garantizadas o metas establecidas según el sexo y la edad. El riesgo además, que representa salirse de ese libreto establecido, es muchas veces mal visto socialmente, así sepamos que los propósitos de nuestro corazón van en contravía de ello. El hecho real (y a la vez desconocido o mirado de soslayo) es que nuestro interior siempre sabe qué es lo que realmente queremos y qué es lo mejor para nosotros. Es tan simple como cuando lanzamos una moneda para definir en un cara y sello el camino que debemos tomar e internamente anhelamos con intensidad y antes de que caiga la moneda, el resultado que queremos. Simple en el juego, complejo en la vida real. Si bien es cierto, nuestros padres, amigos, pareja, compañeros de trabajo, cercanos, pueden llegar a ser una guía o una luz en medio de la oscuridad que nos ayuda a ver con claridad sobre cuál camino o decisión tomar, tienen ese doble rol de llegar a ser también nuestros peores enemigos, cuando cuestionan, juzgan o manipulan sobre aquello que se supone es lo mejor para nosotros. Entiendo precisamente que la Sensatez nos invita a discernir con prudencia y sabiduría en esa intersección de la vida, es decir, en ese espacio entre dos mundos de posibilidades. El buen juicio, o mejor el juicio sensato sobre los pasos que debemos dar en la vida para crecer o sobre cómo afrontar los cambios que ésta nos depara, se encuentra dentro de nosotros mismos. ¿Lo podemos escuchar? ¿Sentir? Eh ahí el gran reto!

2022-05-22 09:17 pm

Olga Castaño
“Mi querida Adriana, no te envuelvas en el discernimiento de algo que más bien trabaja en armonía, justamente las exigencias sociales han de mostrarte todo lo que no eres, y cuando descubres lo que no es para ti entonces te demuestras lo que sí, sin dudas ni oportunidad de retrocesos. Veámoslo de otro modo, es un juego de ping pong, tú lanzas y se devuelve una verdad, juega hasta saber que no tienes rival, que el juego se trata de ti”.

2022-05-23 07:22 am

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APACIGUAR LA MENTE
“Apaciguar habla de alcanzar paz de a pocos justo donde las cosas han estado turbias o conflictivas. Hablemos de apaciguar esas mentes alborotadas que traen caos y sufrimiento, porque es de ese modo como mejor se puede pensar, pensar bien y pensar más allá, dándose cuenta de lo que sí corresponde en vez de estar tan distraídos en ese ruido a veces incesante en el que se convierten sus pensamientos. Calmar la mente es difícil si justamente tratas de hacerlo a través de pensamientos. Si buscas una respuesta desesperadamente y das vueltas una y mil veces no estás ayudando a calmar la mente para encontrarla. O si te has establecido como tu propio psicoanalista difícilmente entenderás aquello en lo que estás atrapado ya que le pides al artífice del engaño que se ilumine para vencerse a sí mismo cuando en verdad está ocupado sosteniendo su postura. Es que vivir de pensamientos no es algo que les pueda recomendar. Se vive de ideas, mezcladas con sentimientos, sensaciones, acontecimientos, incluso revelaciones, pero solo vivir de ideas es inquietante por decir lo menos. Veamos que tanto estás dedicado a tus ideas y como las estás convirtiendo en tu carcelero. Eres prisionero de tu propio parecer si además de querer expresar tu punto de vista permanentemente te ofuscas cuando no es escuchado o validado. Cambias de parecer sobre algo y te descubres atacando con vehemencia aquello que ayer considerabas la verdad. Te sientes maravillado cuando alguien habla con convencimiento y autoridad sobre algo, tanto como para apropiarte de sus ideas y replicarlas a la primera ocasión. Tienes miedo de no saber, lo sabes porque te cuesta verte ignorante sobre algo, admitiendo tu ignorancia, o avergonzándote de no saber desde antes algo que parecía tan obvio. Te han elogiado por ser inteligente, y con ello has creado un deber de saber, un apetito por ideas y conceptos que alimenten una posible conversación o una futura respuesta salvadora. Consideras definitivamente despierto a quien argumenta y pasmado a quien no habla o evita expone sus ideas. Te parece que reservar tus pensamientos es esconder tu poder. Bueno, podríamos continuar, de hecho te invito a que elabores tus propias descripciones, porque estoy seguro de que has abusado en algún momento del poder del pensamiento. Y eso ocurre gracias a la necesidad humana de aventajarse, la lucha por la vida que salió de los bosques y selvas para vivirse en la jungla del pensamiento donde hay que competir por la supremacía a través del rigor del que parece más vivo. Eres mucho más que pensamientos, solo que aún no conoces todo ese poder más allá de ellos. Ocurre que ese poder reside en la discreción, en la pausa o el silencio, y deviene más entre susurros y modestias que entre concluyentes hallazgos evidentes. Me refiero a que están los pensamientos al alcance inmediato, y más allá de ellos los susurros, las ideas del futuro, las insinuaciones de la vida coqueteando para invitarte a una nueva realidad. La gente suele preguntarme cómo acallar la mente, yo les digo que tomen menos café, que practiquen algún arte, que disfruten la naturaleza. Algunos meditan, beben té de hiervas u oran. Incluso los más activos mentalmente se refugian en juegos, redes sociales, series o música para ocuparse de algo distinto a sus propios pensamientos. Mi llamado, más que acallar la mente, es a aprovechar su poder para avanzar, alejarse al máximo de la desesperación que puede venir tras el desborde de la razón, incluso hasta aprender a evitarla con determinación y disciplina. Que se aloje entonces la idea de que pensar en exceso entorpece. Si ese primer paso es para ti, y lo conquistas, habrás logrado ya algo esencial, despreciar la desesperación y privilegiar la cordura.  No estás desesperado solo cuando te sientes nervioso, si te encuentras hablando sin parar o rumiando pensamientos caóticos comienza a sospechar que la desesperación anda por ahí reprimida queriendo ser superada. De acuerdo a mi sensación de ustedes solo los veo tranquilos con facilidad de cuenta de la satisfacción o del cansancio, y me gustaría mucho que pudieran transformar esa realidad.  Entonces comienza por observar tus posibles momentos de desesperación, acude a ellos con mirada serena, es decir sospechando que no eres tú toda esa desesperación, que sigues estando ahí de otros modos mientras los pensamientos han decidido enloquecer. Si te reconoces al margen de tus propios pensamientos e ideas habrás dado otro paso esencial, el de saber que tu inteligencia vas más allá del triste galope incesante que resuena sin tregua. Que si notas a tu lengua agitada como juguete de cuerda que se ha quedado trabado entiendas que estás atrapado en pensamientos, y que mirándote en silencio, con la debida paciencia, te vas a liberar. No te declares por favor víctima de tus pensamientos, evita asumir, cuando tienes miedo, que esa idea temeraria te posee y tú solo sufres ese ataque externo. Los pensamientos que albergas son permisos que has otorgado, creencias, incluso fuerzas que en algún momento has aceptado. Al contrario de negar lo que piensas admite, acepta que sabiéndote tan inteligente también crees aún en cosas que no corresponden a la realidad que anhelas. A eso se refiere apaciguar la mente, a superar paulatinamente el conflicto entre los pensamientos que te atormentan y la necesidad auténtica de ser libre de ellos y avanzar hacia verdades más creadoras, más formativas. Terminemos con un ejemplo, a Marcela le parece que si no maquina constantemente su futuro, toma medidas y ejecuta acciones, nada ocurrirá. Vive disparada, debo decir, no solo en el sentido de ir acelerada, viviendo en el futuro, sino explotada en su interior, reventada por la ansiedad que a veces no puede notar de querer resolverlo todo. Ella tiene el anhelo fantástico de que un día ese ritmo le traerá la satisfacción que anhela para el resto de sus días.  Creo que Marcela tiene un desfase, vive en una realidad paralela, la creada por sus pensamientos. En ese mundo las cosas se resuelven siempre pensando, solo pensando, no hay más que ello. Es por eso que cuando la realidad la llama, la reta, ella se desgarra, exagera, incluso desfallece ante la fuerza disruptiva de la naturaleza incomprensible de la vida. Se quiebra. Tranquilos, Marcela ya se está dando cuenta de lo triste de ese mundo solitario. Aquí en el Cielo la acompañamos cuando abre sus instintos y se asoma al mundo de la realidad suprema, palpitante, creadora. Claro que se asusta cuando nota lo poco que tiene el control, pero ha fracasado tanto intentando regular la realidad que ya astuta comienza a decidir que no debe esforzarse más. Amigos, apaciguar la mente es una necesidad de inocentes. Acéptate inocente, desconocedor del resto de tus inteligencias, apenas bebé en el desarrollo de tus múltiples posibilidades de pensamiento superior. Eso es mucho más poderoso que intentar calmarse de cuenta de paliativos a los que ya has inventado su trampa respectiva. Apaciguar la mente es también decidir que quieres mucho más que pensamientos repetidos, es caminar de la inocencia a la ambición trascendente, a la dulce sospecha de estarte perdiendo de algo grandioso que estando a tu alcance aún no logras sostener”.
LA GENTE QUE NO ESCUCHA
“Eres de la gente que no escucha, a veces, aunque quieras no puedes escuchar. Más bien para ser claros, no deseas escuchar. Un alto, un pero, una barrera, son el tipo de cosas que no quieres escuchar, (tal vez estas palabras no las quieres escuchar); no quieres saber cuándo estás equivocado o cuando las cosas se están enredando por algo que tú complicas con tu actitud. Entonces querido lector, eres de la gente que no escucha. Mejor piénsate así, mejor admite que a veces no puedes escuchar. Sabiéndote en ese búsqueda que ta trae por aquí, los puntos ciegos también pueden aprender a detectarse, y una vez reconocidos es más fácil saber cuando no estás pudiendo ver. Tengo una amiga que anda bastante movida, la vida quiere llevarla a algo nuevo, pero ella, obstinada con sus razones, no logra ver que en sus lamentos justamente reside la solución. Se queja de lo que ocurre, de los acontecimientos y de lo que la vida hace con ella, pero nunca la veo quejarse de sus actitudes, de sus reacciones o respuestas a esa realidad. Entonces mi amiga no está asumiendo la responsabilidad de lo que ella hace con esa realidad que no le gusta. Hablamos de la actitud de victimizarse, de decidirse solamente del lado del que recibe las afrentas, no del que puede enderezar algunas cosas aunque no las haya provocado. No digo que no estés sufriendo amigo si eso que estás viviendo te toca profundamente, no digo que la realidad no sea a veces dura y restrictiva. Lo que trato de mostrarte es que la manera como estás enfrentando las dificultades está llevando el reto de difícil a imposible. Y te niegas a entender que siendo la realidad la causante de tu sufrimiento, la solución deba venir de tu parte.  Conozco ese sentido de la justicia que es tan humano. El de hacer balances simples y juicios severos basados en la evidencia. Ahora los invito a que piensen un poco más allá, que vayan a la verdad del propósito de la experiencia, no a la justicia insípida de víctimas y culpables. Entendamos mejor juntos que la vida tiene siempre propósitos ocultos en lo que causa, y que es de esa manera como se va a desenredar mejor eso que parece de momento imposible de resolver. Bueno, si no has abandonado este dictado es que tal vez sí escuchas, sí puedes saber cuando no tienes la razón en algo, o cuando tu enfoque no es del todo acertado. Veamos entonces lo que espero: que aprendas a sentir con claridad cuando estás enfocándote erróneamente, cuando sintiendo que tienes la razón sobre el mal enfocas la solución en el mal y no en ti. Pensemos así cuando las cosas se pongan complicadas: ¿qué es lo que la situación espera de ti?, si prefieres puedes preguntarte qué es lo que yo anhelo, cuál es esa grandiosa meta que me he propuesto propiciar. Obviamente una que de momento no te gusta, pero con certeza una que te llevará al siguiente nivel de ti mismo. Volvamos a los puntos ciegos haciendo una precisión, siempre los tendrás, iremos descubriendo nuevos, descifrando unos que darán luz al siguiente que estaba escondido tras el más reciente. En fin, saberse ciego en cosas es un reconocimiento honesto y sensato, no lo ves todo amigo, no esperes que así ocurra, no caigas en la inocencia de asumir que claridad es verlo todo. Claridad más bien es empezar a sospechar que los aprendizajes llegan hasta el infinito mismo, es decir tus posibilidades son únicas y también infinitas en el sentido de que tu capacidad de aprendizaje es inagotable. Decidamos mejor que vas descubriendo puntos ciegos, y que te familiarizas tanto con asumirlos, con que se presenten inesperados, que aprendes a desarrollar el talento supremo de saberte ciego tanto como vidente en el hecho de suponer siempre una verdad más allá de ti. Esa necesidad de sentir que ya lo tienes todo resuelto es solo un impulso en busca de confort, si en cambio te familiarizas con la natural incomodidad de quien aprende siempre las cosas pueden cobrar un nuevo matiz, más abierto, más sereno, más de gozo y de verdades fáciles de alcanzar”.
CAUSEMOS UN MILAGRO
“Me gusta la palabra milagro, sé que tiene connotaciones religiosas pero déjenme invitarlos a verla aquí como ese evento en el que ustedes y yo nos alineamos para causar cosas extraordinarias.Un milagro ocurre cuando en medio de algo cotidiano brota una sorpresa o una especie de regalo divino. A veces es una pista o una respuesta anhelada, otras veces es un encuentro inesperado o un golpe de suerte, en fin los milagros son alianzas en las que tú no estabas esperando algo especial.Tengo muchas historias de milagros, muchos amigos que los saben permitir, les voy a contar el milagro de Juan justamente para que puedan ver que tal vez a ustedes también les ha sucedido.Viajaba mi amigo en su moto a toda velocidad, algo presuroso por muchas aspiraciones y poco tiempo. Se repetía en la cabeza todo lo que estaba tratando de conseguir en un mismo día cuando la moto se apagó. No alcanzó a mirar las agujas, antes de agachar la cabeza sabía que había olvidado poner gasolina. Sabía también que no habría un proveedor a varios kilómetros de distancia, estaba perdido. Comenzaba Juan a tomar aire para suspirar cuando chocó la mirada con una caseta de asistencia que vendía el combustible. Ayúdame por favor, ¿no es este un milagro?.Es aquí donde podemos tener dos conversaciones, una sobre lo lógico de la historia, las explicaciones racionales y demás. Otra donde observamos juntos lo inédito del evento y sobre todo lo que significó para Juan, tengo que decir que ésta segunda es la conversación que deseo, quiero que me acompañes a mirar los eventos sorpresivos con mis ojos no con los de un juez. Ahora, mis ojos tampoco quieren centrarse en lo emotivo o simbólico, esta vez quiero en especial destacar la precisión del mensaje que fluía entre mi amigo y yo.Hablemos entonces de la salvada de Juan, o de la tuya en algún momento. Los milagros brillan más en medio de la necesidad, ya lo sé, ustedes me ven mejor en medio de las hazañas o tras el miedo, no me molesto con eso, ya los conozco. Va a sonarles un poco raro, pero yo también bailo, celebro con alegría esos momentos en los que ustedes están más cerca de este lugar ideal que es el Cielo.Se acerca al Cielo quien obra desde la inocencia o la pureza, incluso equivocándose. Y espero que suene a truco, amamos facilitar las cosas que teniendo cierta picardía pueden revelar asuntos trascendentales.Hagamos la salvedad necesaria, no vas a provocar un milagro con tu voluntad, si me guiñas el ojo ya veré cómo respondo, pero rara vez dejaré que pongas el juego, como es un evento divino debo yo darte la guía.Dicho eso te pido que anheles los milagros, piénsate como una niña ilusionada que espera a su papá con los ojos cubiertos por sus pequeñas manos, ella lo puede escuchar y hasta oler, pero eso de descubrirse la cara y encontrarlo cerca no tiene igual. Algo así es lo que estamos haciendo cuando confabulamos un milagro, nos acercamos justo como mejor tu corazón se inspira. Sí es un juego, juégalo, sé inocente, encuéntrame cuando bajes las manos. Los juegos de amor son mis favoritos, y los milagros además lo dejan en evidencia.Para jugar este juego de los milagros tengo tres recomendaciones: recuérdame, aún estando perdido; háblame, aunque sientas que no estamos juntos en tus eventos más recientes; sonríe para mí, en el secreto de tu bienestar o tu satisfacción personal, justo antes de decirle a alguien lo que has logrado.Conozcámonos como amigos, eso es lo que más deseo”.
TE QUIERO DE FÁBULA
“Amigo, eres especial en algo en particular, tienes un potencial inconmensurable en aspectos de tu vida que no sabes valorar lo suficiente. Espero que este dictado te ayude a reconocer ese o esos aspectos en los que llegarías a ser de fábula, es decir una lección ambulante sobre una habilidad para vivir en particular. Las habilidades para la vida se desarrollan en virtud de la necesidad de resolver algo, de lograr un cometido. La gente más especial en algo es justamente la que se ha visto retada, que ha tenido que atender esa necesidad y lo ha hecho hasta convertir su recurso en una fuerza poderosa. Hablamos de los talentos que hacen que llegues a ser alguien extraordinario, ejemplo para quienes ven lo que haces ante las dificultades. Como imaginarás no tienes tú las mismas dificultades que tus hermanos, amigos o compañeros, aunque pareciera que muchas veces sí. El reto que supone una situación para ti puede estar retando en modos distintos a los demás, moviendo distintas fibras, alcanzado distintos aspectos de su personalidad. Es por eso que este desarrollo del que quiero hablarte es tan personal, por favor no mires al lado sorprendido de que el otro no entienda o vea lo mismo que tú, ese otro justamente debe estar viendo lo que sus ojos necesitan ver. Desarrollar ese algo especial que te llegará a convertir en un personaje de fábula es más una tarea en la que te identificas contigo mismo, notando algo para lo que eres muy bueno, quizá sorprendente, pero en principio solo lo notas tú. De hecho, si al comienzo de tu grata sorpresa por esa habilidad la compartes para recibir refuerzo, puede ocurrir que no lleguen los elogios esperados, eso es porque tú mismo apenas estás comenzando a saberte extraordinario, y aún no logras mostrárselo a alguien más con convicción. Así que persiste, explora eso de lo que te has tenido que sorprender, poténcialo, en especial frente a los retos. A veces ocurre que no sabes de tus recursos, y te sientes limitado frente a una situación retadora, pues ese es el momento de practicar, recuerda ese poder que tienes en observación y aplícalo, estoy seguro que te verás sorprendido de las posibilidades que te otorga. Al principio no esperes que sea una habilidad dominada, de la que puedas hablar con fluidez o que siquiera alcances a comprender; lo importante no es tenerla clara, importa tenerla fuerte, y verla en acción. Cuando digo tenerla fuerte no es que tenga que ser algo rimbombante, que te lleve al prestigio o al reconocimiento. A veces tendrás que admitir un súperpoder silencioso. Los poderes silentes me encantan, son muy elevados, serenos y discretos, pero insidiosos para afectar a las personas sin que casi se den cuenta. A esos suelen llamarlos magia. Y claro que puedes tener más de uno. No estamos buscando que todos tengan poderes iguales o se encarguen de los mismos asuntos de vivir; ser de fábula es más una invitación a dejar un legado por medio de tus aprendizajes únicos. Por ejemplo, la gente más inspiradora es la que ha vencido algo, y no precisamente porque lo cuenta con gracia, me gusta la gente que no cuenta tanto sus dificultades sino que más bien demuestra por medio de su actuar lo que ha logrado, su capacidad de reponerse e incluso estar orgullosa de lo que ha superado.  Al ser de fábula me ayudarás a convencer a otros de que también lo pueden lograr. Inspirar es una tarea compartida, incluso el sufrimiento inspira, pero mi invitación concreta es a que lo hagas por medio de tus riquezas, de tu legado de grandeza. Para mí, la gente grande es la que ha dado batallas de las que sale triunfante gracias a soluciones reveladoras para sí mismo. Si eres capaz de valorar tus recursos inesperados y convertirlos en facultades extraordinarias entonces eres de fábula, y me acompañas en esta tarea de inspirar grandeza. Así que ¡gracias!”.
AYER ME DIVERTÍ CONMIGO
“Si me preguntaras sobre tu felicidad te remitiría siempre a la de los instantes contigo mismo. No hablo de grandes momentos de revelación solamente o de satisfacciones contundentes, me refiero a tu capacidad de entrar en alguna conexión sencilla que normalmente sucede espontánea. ¿Esa bobada es la felicidad?, pues sí, lo es. La felicidad consiste en sentirse bien con ustedes mismos; por supuesto que los logros importan, que el amor alienta la felicidad, que la familia es el bálsamo de la vida, pero amigos la felicidad es un sentimiento personal. Imagínate que creo una máquina de monedas para darte cuenta de tu propia felicidad, hago que te muestre indicadores para evaluar un momento; tengo manzanas, peras y fresas. Debes introducir solo una moneda, una que tiene dos caras, una cara es la felicidad que tú crees sentir, la otra cara es la felicidad que yo te quiero mostrar.  Es decir, desde el momento que introduces la moneda estas dispuesto a aceptar que tal vez eso que identificas como felicidad (o infelicidad ) no lo es tanto como parece y que te quiero devolver la moneda para practicar un día más. Así, devolverte la moneda es una invitación a considerar más en serio las dos caras de la felicidad. Lo que va a pasar cuando introduzcas la moneda es que recibirás una fruta de repuesta. La pera te dice ‘espera’, piénsalo mejor, deja que más en lo profundo se muestre tu verdadera sensación con esto que ahora de pronto es emoción solamente. La manzana dice ‘mordiste’, ya lo tienes, vives una felicidad que debes valorar mejor. La fresa en cambio es aprobación, dice ‘dale puntos’, súmale a esto que ya sabes conseguir. Así que podemos jugar, tú pon la moneda, envía un comentario (si prefieres por WhatsApp) con la fruta que crees que vas a recibir, según tu sensación sobre la propia felicidad, más allá de lo que estés viviendo en este preciso momento. Por ejemplo: ¿🍐?, ¿🍎?, ¿🍓?. Te devolveré la moneda con una pista sobre tu verdadera felicidad. Entiende por favor, no es un juego de adivinación, mucho menos una declaración de que no eres feliz. Lo que quiero es que te familiarices cada vez más con esa disposición hacia ti mismo que finalmente, al margen de hazañas o decepciones, te deja en un balance de agrado por ti. Seguiremos buscando juntos, como ya lo hacemos, más elementos para la felicidad. Solo recuerda, cuando buscas la felicidad directamente en eventos, personas, cosas, estás dando muchas vueltas dirigiéndote a algo que solo te devolverá a la intimidad de lo que haces directamente por ti. Quiero decir, al final de todo lo que anima y desanima en la vida, queda esa conexión esencial contigo mismo en la que el centro de la felicidad es lo que sientes por ti. Vamos a jugar, a comprender un poco más la felicidad”.