Creado el: 2024-01-20 08:16 am
Aprendices“Queridas niñas, hacen un trabajo maravilloso al estar dispuestas a afectar la vida de las personas. Asegurémonos de que cuidan esa delicada tarea, y que se cuidan a ustedes mismas de la vanidad.
Estar atento a las necesidades del otro suele causar una posición de superioridad, y no quiero que queden atrapadas allí. Incluso cuando deseen ponerse más arriba de alguien, eviten por favor sostenerse en lo alto por medio de su dedicación, pues inevitablemente terminarán dependiendo del alimento que dan para mantenerse allí.
También ocurre que tenemos la costumbre de entregar ayuda y regalos a través de ustedes. Es decir, en la naturalidad de la entrega humana puede filtrarse mucho de la ayuda divina, y eso nos gusta incluso más que las ayudas en las que quedamos evidenciados. Es que ayudar, cuanto más silencioso, mejor.
El ruido que proviene de la alegría o del milagro suele causar distracción. Si alguien tiene una historia donde soñó con nosotros los seres del Cielo, o nos vio, esa historia no se recuerda tanto por el mensaje mismo sino por el evento, y eso no es lo que queremos precisamente. Si nos revelamos ante alguien, si mostramos nuestra presencia con señales evidentes, es porque estamos tratando de darle a esa persona una prueba de su capacidad, no de nuestra existencia.
Así mismo ocurre con nuestro deseo de ayudar a través de ustedes. No tenemos ningún interés en dejar claro cuándo son ustedes y cuándo nosotros, esa preocupación es suya y no les recomiendo que le den importancia. La verdad es que lo natural siempre se mezcla, la vida es simple y compleja al mismo tiempo, ustedes pueden ser nuestro vehículo tanto como nuestra barrera.
La vanidad de dar a alguien radica en la satisfacción inevitable. Cuando das un consejo maravilloso, u ofreces un tratamiento exitoso, te sientes inevitablemente orgullosa de ti misma. Pues bien, evita quedar atrapada en ese sentimiento, y anhela mucho más.
Además de la satisfacción puedes encontrar sabiduría; de ella enamórate, persíguela, búscala una y otra vez. También puedes aprovechar la satisfacción como puente a la descarga emocional que ayudar puede generar. Es decir, aunque tus asuntos personales no estén en juego, en ese momento sí puedes verte beneficiada cuando una entrega elevada libera emociones atrapadas en ti.
Y más allá de la satisfacción se encuentra el aprendizaje que, aunque no sea evidente siempre, es capaz de causar un sano engrandecimiento de tu interior. Prefiero siempre verte sintiéndote grande por tu aprendizaje que verte sintiéndose engrandecida por lo que hiciste por los demás.
Ahora, aprovecha la satisfacción dejando en claro dentro de ti que vas por más, y gózala más como el adhesivo del amor humano, como algo que está ocurriendo casi siempre en doble sentido. La persona a la que acabas de servir te está permitiendo ver lo que puedes lograr, te está maravillando de ti misma, te dice que mereces confianza y que tu poder es una realidad.
Entonces siempre agradece, no solo porque te sirven de medio quienes son tus beneficiarios, sino porque estás aprendiendo a respetar ese instante en el que el otro recibe, sabiendo que en cualquier momento serás tú quien esté del otro lado acogiendo a alguien que te guía parar encontrar una solución.
No hace falta que des las gracias en voz alta, de hecho, prefiero un agradecimiento silencioso que le deje a las otras personas el aroma de la bondad. Cuéntame a mí, eso está bien, me gusta cuando me miran para mostrarme el amor que alguien les ayuda a sentir.
Hay que saber que las maneras más populares de servir son aquellas en las que es evidente el servicio, pero a la vez son las menos poderosas. En el mundo actual, poderoso es sinónimo de ruidoso, para mí poderoso es sinónimo de imperceptible. Aquellos cambios o aprendizajes que ocurren al margen de los sentidos humanos son los más sublimes.
Si ya haces un trabajo que es evidente pues elévalo junto a mí llevándolo también más allá de los sentidos. Creo que puedes, creo que me puedes acompañar al milagro del silencio, creo que tienes también la facultad de aprender más allá de lo que es evidente a tus ojos o a tus emociones, que no solo deseas sentir sino también quieres cambios profundos que te ahonden la virtud.
Así que te espero, trabajemos juntos. Yo no haré ruido ni te corregiré en el momento, solo espero que puedas estar abierta a los susurros, al encuentro inesperado, a la idea que primero parece fuera de lugar, pero va camino de un hallazgo intuitivo poderoso. Déjame mostrarte que algunas soluciones son más simples de lo que dicta la ciencia, déjame ayudarte a llevar los métodos más allá de la teoría y hacerlos crecer, cobrar vida.
En este trabajo de ser guiadas por la fuerza divina deberías quedarse por favor más cómodas sintiéndose aprendices que forzando ser expertas. Los expertos pierden fácilmente la alegría y el ánimo curioso, además se comprometen con un deber de saber que en verdad es inhumano.
Para eso me tienes amiga mía, ya te acompaño, a veces me escuchas. Yo solo quiero que decidas darte la oportunidad de ver más allá cuando entregas, que asumas la satisfacción inevitable y dichosa sabiendo siempre que quieres ir más allá, que quieres más para ti y entonces vendrá más para los demás.
Nos vemos en el actuar”.
Comentarios (27)
Aprendices: este espacio es su tablero, compartan aquí por favor sus experiencias reveladoras, sus asociaciones sublimes, sus inquietudes profundas. O simplemente lo que ustedes quieran decir.